domingo, 31 de enero de 2010

Trabajo presentado con morivo del XX aniversario de los Derechos de los Niños

EXPLOTACIÓN SEXUAL DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES Y DELINCUENCIA ORGANIZADA

Gabriel García Colorado[*]


Me parece verdaderamente inútil hablar del comercio y tráfico de niños y adolescentes, de la trata de personas y de la explotación sexual de los mismos, si no comprendemos en primer lugar el contexto social y el marco referencial que ha permitido el incremento de estos delitos hasta convertirse en uno de los temas principales de las agenda emergente en México y casi el resto de los países de América Latina.
En las últimas décadas, la delincuencia organizada en las grandes mafias dedicadas a negocios ilícitos han tenido grandes y graves transformaciones, observándose entre otras cosas, lo siguiente; 1) que han seguido tendencias hacia una mayor organización, lo que 2) ha permitido que haya una mayor proliferación de los llamados delitos de cuello blanco, 3) la corrupción y la impunidad, que permiten el incremento en el tráfico de influencias, la compra de conciencias y voluntades de cuerpos policíacos, de políticos y de funcionarios públicos 4) la internacionalización de sus actividades, que se veía al principio en el caso particular del tráfico mundial de estupefacientes y se ha extendido a otras actividades de la delincuencia organizada como es el tráfico y la trata de personas lo que en la mayoría de las ocasiones va sumado a la prostitución 5) el incremento globalizado de la inversión de estos grupos delincuenciales en bancos, empresas, casinos y en el turismo sexual, tendencias que en su conjunto han dado como resultado que el fenómeno delictivo supere a las formas y tiempos de reacción del Estado y sus órganos de seguridad, quienes se quedan rezagados frente a la aparición de una mayor eficacia de la delincuencia organizada, y 6) las inversiones en tecnología que les permiten en la llamada aldea global acceder y ofrecer el tráfico de personas en calidad de esclavos u objetos a través de servicios como el internet en la web.
Como resultado de todo lo anteriormente señalado se puede comprender plenamente el porque hoy, estas mafias son el problema más grande con el que se enfrenta la sociedad a nivel mundial, ya que además de su enorme organización y eficiencia, han creado un sistema económico clandestino que genera ingresos superiores al Producto Interno Bruto de muchas naciones.
Aparejado a las conductas ilícitas que promueven, como en el caso específico de las adicciones, aparecen simultáneamente el comercio ilícito de armas, el lavado de dinero, la prostitución, la trata de personas, la explotación sexual a menores de edad y como resultado el desmembramiento de las familias, lo que amenaza directamente la estabilidad de las naciones y constituye un ataque frontal contra las autoridades democráticamente constituidas.
Las acciones de estas mafias internacionalizadas incluyen previsiones a largo plazo, con el propósito de ganar control sobre diversos campos de la actividad económica y así amasar grandes oportunidades de dinero y de poder, e incluso han logrado en ocasiones, prestigio social, es preciso establecer que las mafias al parecer no pretenden conquistar el poder político para si mismos, sino controlar a políticos y funcionarios públicos quienes están ya a su servicio, lo que hoy afecta la vida de millones de personas, sin que en ocasiones los miembros de la sociedad nos percatemos de ello.
La explotación sexual infantil es una actividad que se realiza esencialmente con fines económicos, de carácter comercial y mercantil, que somete sobre todo a niñas, niños y adolescentes a la industria y trabajo del sexo, tanto a nivel nacional como internacional, por lo que hay que considerar que va más allá de la prostitución infantil e incluye la producción de material pornográfico y que es ya la segunda fuente de obtención de ingresos por la delincuencia organizada, inclusive por arriba del tráfico de armas.
Por lo anterior es que requieren de lugares y negocios donde puedan lavar esa inmensa cantidad de dinero ilícito, donde cuentan además con tecnología de última generación, personal con entrenamiento especializado, acceso a información privilegiada y capacidad económica que rebasa las expectativas del gobierno o de los verdaderos empresarios legalmente constituidos, por lo cual como ejemplo en la industria turística, desplazan a los reales prestadores de servicios turísticos, con “ofertas o paquetes” que incluye en muchos países, y en esto lamentablemente está incluido México, el turismo sexual Infantil, al respecto en diversos sitios de internet se anuncian viajes organizados en forma grupal o individual que incluye en sus servicios la posibilidad de tener relaciones sexuales con menores de edad.
Los efectos de la crisis económica mundial, agravados en nuestro país por la cercanía a los Estados Unidos, a pesar de la negación de esto por algún funcionario de la Secretaría de Hacienda, han condicionado que un creciente número de niñas y niños, no tan sólo tengan que sumarse a las actividades laborales incluso en edades y actividades prohibidas por instancias y nomatividad como la de la Organización Internacional del Trabajo en su convenio 182, sino que una parte de ellos caen en las redes de la industria de explotación sexual y la trata de personas. Al respecto la UNICEF ha calculado que hay alrededor de 100 millones de niños abandonados en el mundo y de estos 40 millones se encuentran en América Latina, por otro lado es preciso conocer que cerca de un 65% de los niños y niñas en situación de calle son envueltos de una o otra forma en actividades de explotación sexual y además son victimizados por amplios sectores de la población.
Los factores que confluyen y propician la explotación sexual infantil son muchos y variados, debemos conocerlos si es que pretendemos realmente cambiarlos y combatir esta trágica industria que incorpora y destruye el futuro de millones de niños en el mundo entero.
En primer lugar debemos conocer las dificultades que enfrenta en su desarrollo la sociedad, las secuelas del colonialismo y el imperialismo que se traducen en huellas que culturalmente propician discriminaciones por sexo, clase social, grupo étnico particularmente cuando son niños indígenas, preferencias y orientaciones sexuales, las que provocan actitudes autoritarias, machismo, dominación, sumisión de la mujer, lo que llevará a la cosificación de mujeres y niños a quienes en muchos casos se les trata como objetos sin derechos ni libertades, este sector se hace tan vulnerable que es susceptible de transformarse en el atractivo u oferta de los países con una industria sexual infantil creciente.
La pobreza es otro factor que juega un papel clave en la explotación infantil, esto se agudiza en países como el nuestro donde el abismo entre pobres y ricos se ha ensanchado hasta ser considerado inmoral e injusto, asimismo la pérdida de empleos y de oportunidades hacen a los habitantes marginados fáciles presas y por supuesto hacen más vulnerables a las niñas y a los niños.
Hablaba en un principio del problema de la desfamiliarización que en una de sus facetas se muestra como pérdida de la cohesión familiar, lo que empuja a las niñas y niños fuera de sus hogares y les obliga a sobrevivir con riesgos tan enormes como la violencia y la explotación laboral y sexual. En el caso de la migración como resultado de la pobreza y el desempleo al respecto basta tan sólo recordar la reciente publicación del quinto visitador de la CNDH, donde muestra con cifras vergonzantes para nuestro país el número de personas secuestradas, ultrajadas, violadas, vendidas y desaparecidas en el territorio nacional, por bandas de la delincuencia organizada quienes según la apreciación de la misma CNDH, cuentan con la complicidad de funcionarios migratorios.
Los notorios avances tecnológicos y su uso por la delincuencia permiten ofertar material pornográfico con menores de edad, los cuales son violentados y forzados a participar en la elaboración de material audiovisual pornográfico, que en su mayoría se negocia vía internet, con fines lucrativos.
Ante este desolador panorama el área de prevención parece ser sino la única, si la más importante de las actividades tendientes a combatir la explotación sexual infantil, pero para esto se requiere no únicamente de discursos y buenas intenciones, sino de una política gubernamental sostenida para combatir este flagelo, a lo cual habrá que sumar la concurrencia de la sociedad civil organizada y programas de sensibilización y educación a niños y adultos, éste último, que por cierto se me antoja el más difícil, ante la realidad de un profesorado nacional dedicado no a la enseñanza y a la formación, sino a los proyectos político electorales de su dirigencia sindical.
Los cambios legislativos y normativos que requerimos para enfrentar el creciente problema de la explotación sexual infantil, debe incluir la aceptación en primer lugar de este problema como una patología social, agravada por el desempleo, la impunidad, la corrupción y la falta de oportunidades especialmente para los jóvenes, por lo que además de la Ley específica para combatir la trata de personas y el comercio sexual infantil (que por cierto lleva años transitando en ambas Cámaras) se deben hacer las adecuaciones que se consideren pertinentes a otras leyes y códigos, en donde se debe privilegiar la protección de los derechos del niño, el fortalecimiento de la familia y la corresponsabilidad del estado y la comunidad y no tan sólo la denuncia y la represión.
Debemos precisar que nunca antes la sociedad se había enfrentado a un fenómeno tan grave, como son estas manifestaciones de poder de la bandas actuales, con la gran capacidad organizativa que hemos señalado, con la capacidad técnica y económica para actuar simultáneamente en varios países e incluso varios continentes, superando las posibilidades financieras del estado, con una penetración tan grande en las esferas del poder político y financiero, con personal altamente capacitado y especializado, utilizando la más moderna tecnología, con recursos y empresas legales para el lavado de dinero y sobre todo la acumulación de una gran riqueza vinculada con los centros financieros.
Hoy en nuestro país, vemos lo que yo me atrevo a denominar como una irónica y patética expresión de ignorancia de las Procuradurías General y Estatales, cuando en ánimos de ganar aplausos y aprobación de los estadounidenses dan preferencia al combate a una sola de las actividades ilícitas de la delincuencia organizada, el narcotráfico y dejan a un segundo lugar los ataques a nuestros hijos en su vida, su libertad, su desarrollo y su dignidad, cuando ellos son, aunque suene romántico o una frase trillada, el futuro de México.
Entre las modalidades de prevención deben estar las de carácter social, educativa, cultural, laboral, familiar y política, ya que las niñas y los niños constituyen en si mismos un bien jurídico, por lo cual el estado debe proteger dicho bien frente a los ataques y afectaciones provenientes de las conductas delictivas.
La más ingente tarea es la de prevenir estas actividades y rescatar y rehabilitar a los miembros de la sociedad, que son ya prisioneros de la delincuencia, ya que sin duda esta lacra social avanzará, en la medida que el Estado se limite a combatir el delito sin combatir las condiciones que lo propician y lo generan.
Por último y por la brevedad de tiempo que me asignaron y aprovechando la invitación al Congreso de la Unión creo que es preciso que las legislaciones para el enfrentamiento de la violencia sexual y la opresión de los grupos vulnerables no deben restringirse como he señalado a la represión y denuncia, sino que debe estar centrada en atención a las familias, con programas bien establecidos de protección y atención a las víctimas de este delito, reforzadas por actividades de educación que contemplen educación sexual y que se contemple al menos en los Derechos de los Niños, la cultura, el deporte, el ocio, la salud y el derecho a una vivienda digna y por supuesto se atienda con todo cuidado su inserción a la vida laboral.






[*] Gabriel García Colorado. Presidente de la Asociación de Bioética y Derechos Humanos Netemachilizpan.

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