martes, 14 de octubre de 2008

aspectos éticos y jurídicos en trasplante de órganos


III JORNADA SOBRE ASPECTOS ETICO-JURIDICOS DE
LOS TRASPLANTES DE ORGANOS

Resumen realizado por: Rosa Iglesias Carrasco. Alumna del Master de
Bioética y Derecho(UB) y miembro de la ABD. Les Heures. Fundació Bosch i
Gimpera.
El día 1 de Marzo del 2001 se celebró en el Observatorio de Bioética y
Derecho de Barcelona, la III Jornada sobre Aspecto Etico-Jurídicos de los
Trasplantes de Organos. El foro estaba muy concurrido, formado en su
mayoría por estudiantes universitarios y alumnos del Master de Bioética y
Derecho (del cual es directora la Dra. M. Casado)
La Jornada fue presentada por la Dra. María Casado, Directora de
L’Observatori de Bioética i Dret (UB) y Profesora Titular de Filosofía del
Derecho (UB) y por el Dr. Luis Cabré, secretario de la Asociación de
Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona. Procedió a su
inauguración el Dr. Màrius Rubiralta, Vicerrector de Investigación de la
Universidad de Barcelona.
El objetivo de la Jornada era una exposición clara y concisa de la normativa
vigente y la organización y coordinación en la distribución de órganos, de lo
cual se podrían desprender todo un abanico de planteamientos éticos que
sin embargo están bastante resueltos en la actualidad.
El Dr. Jordi Vilardell, presidente de la OCATT (Organización Catalana de
Transplantes), intervino dando una visión clara y concreta de la situación
actual catalana y, de referencia, Española sobre la distribución e
intercambio de Organos.
La OCATT es un organismo público que esta dentro del Servei Català de la
Salut y que trabaja con otros organismos: bancos de tejidos, coordinadores
de trasplantes, comisiones asesoras de expertos, registro de donantes de
médula ósea...
Su acción más destacada es la de planificar, organizar y coordinar:
extracción, conservación, distribución y trasplante de órganos.
Actualmente existen 23 hospitales con autorización administrativa para
extracción de órganos, 8 hospitales trasplantadores y 19 programas de
trasplante.
España es el país con mayor índice y la mejor coordinación de trasplantes
de todo el mundo.
La OCATT trabaja estrechamente con los coordinadores de trasplantes
hospitalarios.
La Dra. Catiana Cabrer, responsable de la Coordinación de Trasplantes del
Hospital Clínic de Barcelona, expuso la metodología de detección y
seguimiento de los posible donantes, siendo este aspecto una de las piezas
más importantes en el engranaje de los trasplantes.
La OCATT está vinculada a la ONT (Organización Nacional de trasplantes).A
través de este organismo Cataluña se relaciona con el resto de España. Así
el ámbito de coordinación de la OCATT abarca toda la red de Hospitales
autorizados de Cataluña y a través de la ONT con el resto de España.
Europa también se relaciona con todo el Estado Español a través de la
propia OCATT.

cuidados paliativos

Cuidados paliativos: Recomendaciones de la Sociedad Española de Cuidados
Paliativos (SECPAL)
CUIDADOS PALIATIVOS

PRESENTACIÓN
Este documento recoge las recomendaciones elaboradas en Enero de 1993, a petición del Ministerio de Sanidad y
Consumo, por un grupo de profesionales con experiencia en Medicina Paliativa, y pertenecientes al Comité Directivo de
la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL). Para la redacción de este texto se ha tomado como referencia
la experiencia profesional de los autores, protocolos de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital "El Sabinal" de
Las Palmas, protocolos de la Sociedad Catalano Balear de Cuidados Paliativos, y la bibliografía general recomendada.
La finalidad de este documento es ofrecer unas líneas básicas, generales de actuación en Cuidados Paliativos.
Esperamos que sea de utilidad para todos los profesionales sanitarios que atienden pacientes en situación terminal.
1. INTRODUCCION
En las últimas décadas estamos asistiendo el aumento gradual de la prevalencia de algunas en fermedades crónicas,
junto al envejecimiento progresivo de nuestra población. Los avances conseguidos en el tratamiento específico del
CANCER, han permitido un aumento significativo de la supervivencia y calidad de vida de estos enfermos. Más
recientemente, enfermedades como el SIDA han irrumpido en nuestra sociedad demandando una respuesta sanitaria. A
pesar de estos avances, u importante grupo de enfermos morirán a causa de su enfermedad (en España se producen
unos 80.00 muertes anuales por cáncer, y el cáncer supone al 25% de todas las muertes en España).
La mejora de la atención de enfermos en fase avanzada y terminal es uno de los retos que tien planteados la Sanidad
Española en la década de los 90. Las medidas para llevarlo a cabo deben incluir:
- la implementación de recursos específicos,
- la mejora de la atención en los recursos ya existentes (atención primaria, Hospitales generales y Centros de larga
estancia),
- la formación de profesionales y,
- la educación de la sociedad y su participación a través del voluntariado.
La facilitación del uso de analgésicos opioides es también vital para una mejora de la atención, una medida que
recomiendan unánimemente todos los expertos y la Organización Mundial de la Salud.
La SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CUIDADOS PALIATIVOS es una asociación de profesionales interdisciplinar, entre cuyos
objetivos destacan los de la promoción de una buena calidad de atención de lo enfermos terminales, la docencia de los
profesionales, la investigación y la ayuda y asesoramiento a la Administración para el desarrollo y la implementación de los
cuidados paliativos en nuestro país. Fue fundada en Enero de 1992 y tiene mas de 300 miembros, procedentes de
diferentes especialidades ámbitos de atención, y con diferentes profesiones sanitarias.
2. DEFINICIÓN DE ENFERMEDAD TERMINAL: CARACTERÍSTICAS
En la situación de enfermedad terminal concurren una serie de características que son importantes no sólo para definirla,
sino también para establecer adecuadamente la terapéutica.
Los elementos fundamentales son :
1. Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, incurable.
2. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento especifico.
3. Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.
4. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no,
de la muerte.
5. Pronóstico de vida inferior a 6 meses.
Esta situación compleja produce una gran demanda de atención y de soporte, a los que debemos responder
adecuadamente.
El CANCER, SIDA, enfermedades de motoneurona, insuficiencia específica orgánica (renal, cardiaca, hepática etc .... )
... cumplen estas características; en mayor o menor medida, en las etapas finales de la enfermedad. Clásicamente la
http://www.bioeticaweb.com - Bioética en la Red Generado: 11 October, 2005, 22:15

Encíclica que hace condena moral al nazismo

Mit Brennender Sorge
Carta encíclica de S.S. Pío XI sobre la situación de la Iglesia en el
Reich Germánico, 14 de marzo de 1937
Con viva preocupación y con asombro creciente venimos observando, hace yalargo tiempo, la vía dolorosa de la Iglesia y la opresión progresivamenteagudizada contra los fieles, de uno u otro sexo, que le han permanecidodevotos en el espíritu y en el actuar; y todo esto en medio de aquella nacióny de aquel pueblo, al que San Bonifacio llevó un día el luminoso mensaje, labuena nueva de Cristo y del Reino de Dios.Esta Nuestra inquietud no se ha visto disminuida por los informes que losreverendísimos representantes del Episcopado, según su deber, Nos dieronajustados a la verdad, al visitarnos durante Nuestra enfermedad. Junto amuchas noticias muy consoladoras y edificantes sobre la lucha sostenida porsus fieles por causa de la religión, no pudieron pasar en silencio, a pesar desu amor al propio pueblo y a su patria y el cuidado de expresar un juicio bienponderado, otros innumerables sucesos muy tristes y reprobables. Luego que Noshubimos escuchado sus relatos, con profunda gratitud a Dios pudimos exclamarcon el Apóstol del amor: En ninguna cosa tengo mayor contento que cuando oigoque mis hijos van por el camino de la verdad. Pero la sinceridad quecorresponde a la grave responsabilidad de Nuestro ministerio Apostólico, y ladecisión de presentar ante vosotros y ante todo el mundo cristiano la realidaden toda su crudeza, exigen también que añadamos: No tenemos preocupaciónmayor, ni más cruel aflicción pastoral, que cuando oímos: muchos abandonan elcamino de la verdad.Concordato2. Cuando Nos, Venerables Hermanos, en el verano de 1933, a instancia delGobierno del Reich, aceptamos el reanudar las gestiones para un Concordato,tomando por base un proyecto elaborado ya varios años antes, y llegamos así aun acuerdo solemne que satisfizo a todos vosotros, tuvimos por móvil laobligada solicitud de tutelar la libertad de la misión salvadora de la Iglesiaen Alemania y de asegurar la salvación de las almas a ella confiadas, y almismo tiempo el sincero deseo de prestar un servicio capital al pacíficodesenvolvimiento y al bienestar del pueblo alemán.A pesar de muchas y graves consideraciones, Nos determinamos entonces, no sinuna propia violencia, a no negar Nuestro consentimiento. Queríamos ahorrar aNuestros fieles, a Nuestros hijos y a Nuestras hijas de Alemania, en la medidahumanamente posible, las situaciones violentas y las tribulaciones que, encaso contrario, se podían prever con toda seguridad según las circunstanciasde los tiempos. Y con hechos queríamos demostrar a todos que Nos, buscandoúnicamente a Cristo y cuanto a Cristo pertenece, no rehusábamos tender anadie, si él mismo no la rechazaba, la mano pacífica de la Madre Iglesia.3. Si el árbol de la paz, por Nos plantado en tierra alemana con puraintención, no ha producido los frutos por Nos anhelados en interés de vuestropueblo, no habrá nadie en el mundo entero, con ojos para ver y oídos para oír,que pueda decir, todavía hoy, que la culpa es de la Iglesia y de su CabezaSuprema. La experiencia de los años transcurridos hace patentes lasresponsabilidades, y descubre las maquinaciones que, ya desde el principio, nose propusieron otro fin que una lucha hasta el aniquilamiento.En los surcos donde Nos habíamos esforzado en echar la simiente de laverdadera paz, otros esparcieron -como el inimicus homo de la SagradaEscritura- la cizaña de la desconfianza del descontento, de la discordia, delodio, de la difamación, de la hostilidad profunda, oculta o manifiesta, contraCristo y su Iglesia, desencadenando una lucha que se alimentó en mil fuentesdiversas y se sirvió de todos los medios. Sobre ellos, y solamente sobre ellosy sobre sus protectores, ocultos o manifiestos, recae la responsabilidad deque en el horizonte de Alemania no aparezca el arco iris de la paz, sino elnubarrón que presagia luchas religiosas desgarradoras.4. Venerables Hermanos: No Nos hemos cansado de hacer ver a los dirigentes,responsables de la suerte de vuestra nación, las consecuencias que se derivannecesariamente de la tolerancia, o, peor aún, del favor prestado a aquellascorrientes. A todo hemos recurrido para defender la santidad de la palabrasolemnemente dada y la inviolabilidad de los compromisos voluntarioscontraídos, frente a las teorías y prácticas que -si hubieran llegado aadmitirse oficialmente- habrían disipado toda confianza, y dejadointrínsecamente sin valor a toda palabra para lo futuro, si contaban con laaprobación oficial. Cuando llegue el momento de exponer a los ojos del mundoestos Nuestros esfuerzos, todos los hombres de recta intención sabrán dóndehan de buscarse los defensores de la paz y dónde sus perturbadores. Todo elque haya conservado en su ánimo un residuo de amor a la verdad, y en sucorazón una sombra del sentido de justicia, habrá de admitir que en los añostan difíciles y llenos de tan graves acontecimientos que siguieron alConcordato, cada una de Nuestras palabras y de Nuestras acciones tuvo pornorma la fidelidad a los acuerdos estipulados. Pero deberá también reconocercon extrañeza y con profunda reprobación, cómo por la otra parte se ha erigidoen norma ordinaria el desfigurar arbitrariamente los pactos, eludirlos,desvirtuarlos y, finalmente, violarlos más o menos abiertamente.5. La moderación mostrada por Nos hasta aquí, a pesar de todo esto, no Nos hasido sugerida por cálculos de intereses terrenos, ni mucho menos pordebilidad, sino simplemente por la voluntad de no arrancar, junto con lacizaña, alguna planta buena; por la decisión de no pronunciar públicamente unjuicio mientras los ánimos no estuviesen bien dispuestos para comprender suineludible necesidad; por la resolución de no negar definitivamente lafidelidad de otros a la palabra empeñada, antes de que el irrefutable lenguajede la realidad le hubiese arrancado los velos con que se ha sabido y sepretende aun ahora disfrazar, conforme a un plan predeterminado, el ataquecontra la Iglesia. Todavía hoy -cuando la lucha abierta contra las escuelasconfesionales, tuteladas por el Concordato, y la supresión de la libertad delvoto para aquellos que tienen derecho a la educación católica, manifiestan, enun campo particularmente vital para la Iglesia, la trágica gravedad de lasituación y la angustia, sin ejemplo, de las conciencias cristianas-, lasolicitud paternal por el bien de las almas Nos aconseja no dejar deconsiderar las posibilidades, por escasas que sean, que aun puedan subsistir,de una vuelta a la fidelidad de los pactos y una inteligencia que Nuestraconciencia pueda admitir.6. Secundando los ruegos de los Reverendísimos Miembros del Episcopado, enadelante no Nos cansaremos de ser el defensor -ante los dirigentes de vuestropueblo- del derecho conculcado; y ello, sin preocuparnos del éxito o delfracaso inmediato, obedeciendo sólo a Nuestra conciencia y a Nuestroministerio pastoral, y no cesaremos de oponernos a una mentalidad que intenta,con abierta u oculta violencia, sofocar el derecho garantizado por solemnesdocumentos.Sin embargo, el fin de la presente carta, Venerables Hermanos, es otro. Comovosotros Nos visitasteis amablemente durante Nuestra enfermedad, así ahora Nosdirigimos a vosotros y, por vuestro conducto, a los fieles católicos deAlemania, los cuales, como todos los hijos que sufren y son perseguidos, estánmuy cerca del corazón del Padre común. En esta hora en que su fe está siendoprobada, como oro de ley, en el fuego de la tribulación y de la persecución,insidiosa o manifesta, y en que están rodeados por mil formas de negarlesmetódicamente su libertad religiosa, viviendo angustiados por la imposibilidadde tener noticias fidedignas y de poder defenderse con medios normales, tienenun doble derecho a una palabra de verdad y de estímulo moral por parte deAquél, a cuyo primer Predecesor dirigió el Salvador aquella palabra llena designificado: Yo he rogado por ti, para que tu fe no vacile, y tú a tu vezfortalece a tus hermanos.Genuina fe en Dios7. Y ante todo, Venerables Hermanos, cuidad que la fe en Dios, primer einsustituible fundamento de toda religión, permanezca pura e íntegra en lasregiones alemanas. No puede tenerse por creyente en Dios el que emplea elnombre de Dios retóricamente, sino sólo el que une a esta venerada palabra unaverdadera y digna noción de Dios.Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo,materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenecea los verdaderos creyentes.Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana delantiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío eimpersonal, negando la sabiduría divina y su providencia, la cual con fuerza ydulzura domina de un confín al otro del mundo y todo lo dirige a buen fin: esehombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.8. Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, silos representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de lasociedad humana tienen en el orden natural un puesto esencial y digno derespeto: con todo, quien los arranca de esta escala de valores terrenaleselevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y,divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado eimpuesto por Dios, está lejos de la verdadera fe y de una concepción de lavida conforme a ella.9. Vigilad, Venerables Hermanos, con cuidado contra el abuso creciente, que semanifiesta en palabras y por escrito, de emplear el nombre tres veces santo deDios como una etiqueta vacía de sentido para un producto más o menosarbitrario de una especulación o aspiración humana; y procurad que talaberración halle entre vuestros fieles la vigilante repulsa que merece.Nuestro Dios es el Dios personal, transcendente, omnipotente, infinitamenteperfecto, único en la trinidad de las personas y trino en la unidad de laesencia divina, creador del universo, señor, rey y último fin de la historiadel mundo, el cual no admite, ni puede admitir, otras divinidades junto a Sí.Este Dios ha dado sus mandamientos de manera soberana, mandamientosindependientes del tiempo y espacio, de región y raza. Como el sol de Diosbrilla indistintamente sobre el género humano, así su ley no reconoceprivilegios ni excepciones. Gobernantes y gobernados, coronados y nocoronados, grandes y pequeños, ricos y pobres, dependen igualmente de supalabra. De la totalidad de sus derechos de Creador dimana esencialmente suexigencia de una obediencia absoluta por parte de los individuos y de todasociedad. Y tal exigencia de una obediencia absoluta se extiende a todas lasesferas de la vida, en las que cuestiones de orden moral reclaman laconformidad con la ley divina y, por esto mismo, la armonía de los mudablesordenamientos humanos con el conjunto de los inmutables ordenamientos divinos.10. Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar de unDios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea deaprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de unasola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los pueblos, antecuya grandeza las naciones son gotitas de agua en un cubo.11. Los Obispos de la Iglesia de Cristo encargados de las cosas concernientesa Dios deben vigilar para que no arraiguen entre los fieles esos perniciososerrores, a los que suelen seguir prácticas aun más perniciosas. Es de susagrado ministerio hacer todo lo posible para que los mandamientos de Diossean considerados y practicados como obligaciones inconcusas de una vida moraly ordenada, tanto privada como pública; los derechos de la majestad divina, elnombre y la palabra de Dios no sean profanadas; las blasfemias contra Dios enpalabras, escritos e imágenes, numerosas a veces como la arena del mar, seanreducidas a silencio; y frente al espíritu tenaz e insidioso de los queniegan, ultrajan y odian a Dios, no languidezca nunca la plegaria reparadorade los fieles, que, como el incienso, suba continuamente al Altísimo,deteniendo su mano vengadora.12. Nos os damos gracias, Venerables Hermanos, a vosotros, a vuestrossacerdotes y a todos los fieles que, defendiendo los derechos de la DivinaMajestad contra un provocador neopaganismo, apoyado, desgraciadamente confrecuencia, por personalidades influyentes, habéis cumplido y cumplís vuestrodeber de cristianos. Esta gratitud es particularmente íntima y llena dereconocida admiración para todos los que en el cumplimiento de este su deberse han hecho dignos de sufrir por la causa de Dios sacrificios y dolores.Genuina fe en Jesucristo13. La fe en Dios no se mantendrá por mucho tiempo pura e incontaminada si nose apoya en la fe de Jesucristo. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadieconoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelar. Esta esla vida eterna, que ellos te reconozcan a Ti, único verdadero Dios, y al queenviaste, Jesucristo. A nadie, por lo tanto, es lícito decir: Yo creo en Dios,y esto es suficiente para mi religión. La palabra del Salvador no deja lugar atales escapatorias: El que niega al Hijo no tiene tampoco al Padre; el queconfiesa al Hijo tiene también al Padre.En Jesucristo, Hijo de Dios encarnado, apareció la plenitud de la revelacióndivina: En diferentes ocasiones y de muchas maneras habló Dios en otro tiempoa nuestros padres por medio de los profetas. En la plenitud de los tiempos nosha hablado a nosotros por medio de su Hijo. Los libros santos del AntiguoTestamento son todos palabra de Dios, parte sustancial de su revelación.Conforme al desarrollo gradual de la revelación, en ellos parece el crepúsculodel tiempo que debía preparar el pleno mediodía de la Redención. En algunaspartes se habla de la imperfección humana, de su debilidad y del pecado, comono puede suceder de otro modo cuando se trata de libros de historia ylegislación. Aparte de otros innumerables rasgos de grandeza y de nobleza,hablan de la tendencia superficial y materialista que se manifestabareiteradamente a intervalos en el pueblo de la Antigua Alianza, depositario dela revelación y de las promesas de Dios. Pero no puede menos de notarcualquiera que no esté cegado por el prejuicio o por la pasión, que lo que másluminosamente resplandece, a pesar de la debilidad humana de que habla lahistoria bíblica, es la luz divina del camino de la salvación, que triunfa alfin sobre todas las debilidades y pecados.14. Y precisamente sobre este fondo, con frecuencia sombrío, la pedagogía dela salvación eterna se ensancha en perspectivas, las cuales a un tiempodirigen, amonestan, sacuden, consuelan y hacen felices. Sólo la ceguera y elorgullo pueden hacer cerrar los ojos ante los tesoros de saludables enseñanzasencerradas en el Antiguo Testamento. Por eso, el que pretende desterrar de laIglesia y de la escuela la historia bíblica y las sabias enseñanzas delAntiguo Testamento, blasfema la palabra de Dios, blasfema el plan de lasalvación dispuesto por el Omnipotente y erige en juez de los planes divinosun angosto y mezquino pensar humano. Ese tal niega la fe en Jesucristo, nacidoen la realidad de su carne, el cual tomó la naturaleza humana de un pueblo,que más tarde había de crucificarle. No comprende nada del drama mundial delHijo de Dios, que al crimen de quienes le crucificaban opuso, en calidad deSumo Sacerdote, la acción divina de la muerte redentora, dando de esta formaal Antiguo Testamento su cumplimiento, su fin y su sublimación en elTestamento Nuevo.15. La revelación, que culminó en el Evangelio de Jesucristo, es definitiva yobligatoria para siempre, no admite complementos de origen humano y, muchomenos, sucesiones o sustituciones por revelaciones arbitrarias, que algunoscorifeos modernos querrían hacer derivar del llamado mito de la sangre y de laraza. Desde que Cristo, el Ungido del Señor, consumó la obra de la redención,quebrantando el dominio del pecado y mereciéndonos la gracia de llegar a serhijos de Dios, desde aquel momento no se ha dado a los hombres ningún otronombre bajo el cielo, para conseguir la bienaventuranza, sino el nombre deJesucristo. Por más que un hombre encarnara en sí toda la sabiduría, todo elpoder y toda la pujanza material de la tierra, no podría asentar fundamentodiverso del que Cristo ha puesto. En consecuencia, aquel que con sacrílegodesconocimiento de la diferencia esencial entre Dios y la criatura, entre elHombre-Dios y el simple hombre, osase poner al nivel de Cristo o, peor aún,sobre El o contra El, a un simple mortal, aunque fuese el más grande de todoslos tiempos, sepa que es un profeta de fantasías a quien se aplicaespantosamente la palabra de la Escritura: El que habita en el cielo se burlade ellos.En la Iglesia16. La fe en Jesucristo no permanecerá pura e incontaminada si no estásostenida y defendida por la fe en la Iglesia, columna y fundamento de laverdad. Cristo mismo, Dios eternamente bendito, ha erigido esta columna de lafe; su mandato de escuchar a la Iglesiay recibir por las palabras y losmandatos de la Iglesia sus mismas palabras y sus mismos mandatos, tiene valorpara todos los hombres de todos los tiempos y de todas las regiones. LaIglesia, fundada por el Salvador, es única para todos los pueblos y para todaslas naciones: y bajo su bóveda, que cobija, como el firmamento, al universoentero, hallan puesto y asilo todos los pueblos y todas las lenguas, y puedendesarrollarse todas las propiedades, cualidades, misiones y cometidos, que hansido señalados por Dios creador y salvador a los individuos y a las sociedadeshumanas. El corazón maternal de la Iglesia es tan generoso, que ve en eldesarrollo de tales peculiaridades y cometidos particulares, conforme alquerer de Dios, la riqueza de la variedad, más bien que el peligro deescisiones: se goza con el elevado nivel espiritual de los individuos y de lospueblos, descubre con alegría y santo orgullo maternal en sus genuinasactuaciones frutos de educación y de progreso, que bendice y promueve, siempreque lo puede hacer en conciencia. Pero sabe también que a esta libertad le hansido señalados límites por disposición de la Divina Majestad, que ha querido yha fundado esta Iglesia como unidad inseparable en sus partes esenciales. Elque atenta contra esta intangible unidad, quita a la esposa de Cristo una desus diademas con que Dios mismo la ha coronado; somete el edificio divino, quedescansa en cimientos eternos, a la revisión y a la transformación por partede arquitectos a quienes el Padre celestial no ha concedido poder alguno.17. La divina misión que la Iglesia cumple entre los hombres y debe cumplirpor medio de hombres, puede ser dolorosamente oscurecida por el elementohumano, quizá demasiado humano, que, en determinados tiempos, vuelve aretoñar, como la cizaña, en medio del trigo en el reino de Dios. El queconozca la frase del Salvador acerca de los escándalos y de quienes los dan,sabe cómo la Iglesia y cada individuo deben juzgar sobre lo que fue y especado. Pero quien, fundándose en estos lamentables desacuerdos entre la fe yla vida, entre las palabras y los actos, entre la conducta exterior y lospensamientos interiores de algunos -aunque fuesen éstos muchos-, echa enolvido, o conscientemente pasa en silencio la enorme suma de genuina actividadpara llegar a la virtud, al espíritu de sacrificio, al amor fraternal, alheroísmo de santidad, en tantos miembros de la Iglesia, manifiesta una ceguerainjusta y reprobable. Y cuando luego se ve que la rígida medida, con que juzgaa la odiada Iglesia, se deja al margen cuando se trata de otras sociedades quele son cercanas por sentimiento o interés, entonces se evidencia que, almostrarse lastimado en su pretencioso sentido de pureza, se revela semejante aaquellos que, según la tajante frase del Salvador, ven la paja en ojos ajenosy no perciben la viga en el propio. También es menos pura la intención deaquellos que ponen por fin de su vocación lo que hay de humano en la Iglesia,hasta quizás hacer de ello un negocio bastardo, y si bien la potestad de quienestá investido de la dignidad eclesiástica, fundada en Dios, no depende de sunivel humano y moral, sin embargo, no hay época alguna, ni individuo, nisociedad que no deba examinar sinceramente su conciencia, purificarseinexorablemente, renovarse profundamente en el sentir y en el obrar. EnNuestra Encíclica sobre el Sacerdocio y en la de la Acción Católica hemosllamado insistentemente la atención de todos los pertenecientes a la Iglesia,y particularmente la de los eclesiásticos, religiosos y seglares, quecolaboran en el apostolado, sobre el sagrado deber de poner su fe y suconducta en aquella armonía exigida por la ley de Dios y reclamada conincansable insistencia por la Iglesia. También hoy Nos repetimos con gravedadprofunda: No basta ser contados en la Iglesia de Cristo, es preciso ser enespíritu y en verdad miembros vivos de esta Iglesia. Y lo son solamente losque están en gracia de Dios y caminan continuamente en su presencia, o por lainocencia o por la penitencia sincera y eficaz. Si el Apóstol de las Gentes,el vaso de elección, sujetaba su cuerpo al látigo de la mortificación, nofuera que, después de haber predicado a los otros, fuese él reprobado, ¿habrápor ventura, para aquellos en cuyas manos está la custodia y el incremento delreino de Dios, otro camino que el de la íntima unión del apostolado con lasantificación propia? Sólo así se demostrará a los hombres de hoy, y en primerlugar a los detractores de la Iglesia, que la sal de la tierra y la levaduradel Cristianismo no se ha vuelto ineficaz, sino que es poderosa y capaz derenovar espiritualmente y rejuvenecer a los que están en la duda y en elerror, en la indiferencia y descarriados espiritualmente, flojos en la fe yalejados de Dios, de quien ellos -lo admitan o lo nieguen- están másnecesitados que nunca. Una Cristiandad en que todos los miembros vigilen sobresí mismos, que deseche toda tendencia a lo puramente exterior y mundano, quese atenga seriamente a los preceptos de Dios y de la Iglesia, y se mantenga,por consiguiente, en el amor de Dios y en la solícita caridad para el prójimo,podrá y deberá ser ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo, quebusca sostén y dirección, si es que no se quiere que sobrevenga una enormecatástrofe o una decadencia indescriptible.18. Toda reforma genuina y duradera ha tenido propiamente su origen en elsantuario, en hombres inflamados e impulsados por amor de Dios y del prójimo;los cuales, gracias a su gran generosidad en corresponder a cualquierinspiración de Dios y a ponerla en práctica ante todo en sí mismos,profundizando en humildad y con la seguridad de quien es llamado por Dios,llegaron a iluminar y renovar su época. Donde el celo de reformas no derivó dela pura fuente de la sinceridad personal, sino que fue expresión y explosiónde impulsos pasionales, en vez de iluminar oscureció, en vez de construirdestruyó, y fue frecuentemente punto de partida para errores todavía másfunestos que los daños que se quería o se pretendía remediar. Es cierto que elespíritu de Dios sopla donde quiere; de las piedras puede suscitar loscumplidores de sus designios; y escoge los instrumentos de su voluntad segúnsus planes, no según los de los hombres. Pero El, que ha fundado la Iglesia yla llamó a la vida en Pentecostés, no quiebra la estructura fundamental de lasalvadora institución, por El mismo querida. Quien está movido por el espíritude Dios observa, por esto mismo, una actitud exterior e interior de respetohacia la Iglesia, noble fruto del árbol de la Cruz, don del Espíritu Santo enPentecostés al undo necesitado de guía.19. En vuestras regiones, Venerables Hermanos, se alzan voces, en coro cadavez más fuerte, que incitan a salir de la Iglesia; y entre los voceadores hayalgunos que, por su posición oficial, intentan producir la impresión de quetal alejamiento de la Iglesia, y consiguientemente la infidelidad a CristoRey, es testimonio particularmente convincente y meritorio de su fidelidad alactual régimenl. Con presiones, ocultas y manifiestas, con intimidaciones, conperspectivas de ventajas económicas, profesionales, cívicas o de otro género,la adhesión de los católicos a su fe -y singularmente la de algunas clases defuncionarios católicos- se halla sometida a una violencia tan ilegal comoinhumana. Nos, con paternal conmoción, sentimos y sufrimos profundamente conlos que han pagado a tan caro precio su adhesión a Cristo y a la Iglesia; perose ha llegado ya a tal punto, que está en juego el último fin y el más alto,la salvación, o la condenación; y en este caso, como único camino de salvaciónpara el creyente, queda la senda de un generoso heroísmo. Cuando el tentador oel opresor se le acerque con las traidoras insinuaciones de que salga de laIglesia, entonces no puede sino oponerle, aun a precio de muy gravessacrificios terrenales, la palabra del Salvador: Apártate de mí, Satanás,porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás. A laIglesia, por lo contrario, deberá dirigirle estas palabras: [exclamdown]Oh tú,que eres mi madre desde los días de mi infancia primera, mi fortaleza en lavida, mi abogada en la muerte! Que la lengua se me pegue al paladar si yo,cediendo a terrenas lisonjas o amenazas, llegase a traicionar las promesas demi bautismo. Finalmente, aquellos que se hicieron la ilusión de poderconciliar con el abandono exterior de la Iglesia la fidelidad interior a ella,adviertan la severa palabra del Señor: Al que me niega ante los hombres, lenegaré Yo delante de mi Padre, que está en los cielos.En el Primado20. La fe en la Iglesia no se mantendrá pura e incontaminada si no estáapoyada por la fe en el Primado del Obispo de Roma. En el mismo momento en quePedro, adelantándose a los demás apóstoles y discípulos, profesa su fe enCristo, Hijo de Dios vivo, la respuesta de Cristo, que le premiaba por su fe ypor haberla profesado, fue el anuncio de la fundación de su Iglesia, de laúnica Iglesia, sobre Pedro, la roca. Por esto la fe en Cristo, en la Iglesia yen el Primado están en sagrada trabazón de mutua dependencia. Una autoridadgenuina y legal es doquiera un vínculo de unidad y un manantial de fuerza, unadefensa contra la división y la ruina, una garantía para el porvenir. Y estose verifica en un sentido más alto y noble donde, como en el caso de laIglesia, y sólo en la Iglesia, a tal autoridad se le ha prometido laasistencia sobrenatural del Espíritu Santo y su apoyo invencible. Si personas,que ni siquiera están unidas por la fe de Cristo, os atraen y lisonjean con laseductora imagen de una iglesia nacional alemana, sabed que esto no es otracosa que renegar de la única Iglesia de Cristo, una apostasía manifiesta delmandato de Cristo de evangelizar a todo el mundo, lo que sólo puede llevar ala práctica una Iglesia universal. El desarrollo histórico de otras iglesiasnacionales, su entumecimiento espiritual, su opresión y servidumbre por partede los poderes laicos, muestran la desoladora esterilidad, que denuncia conirremediable certeza ser un sarmiento desgajado de la cepa vital de laIglesia. Quien, ya desde el principio, opone a estos erróneos desarrollos unno, vigilante e inconmovible, presta un servicio no solamente a la pureza dela fe, sino también a la salud y fuerza vital de su pueblo.Nociones y términos sagrados21. Venerables Hermanos: Ejerced particular vigilancia cuando conceptosreligiosos fundamentales son vaciados de su contenido genuino y son aplicadosa significados profanos.Revelación, en sentido cristiano, significa la palabra de Dios a los hombres.Usar este término para indicar las "sugestiones" que provienen de la sangre yde la raza, o la irradiación de la historia de un pueblo, es, en todo caso,causar desorientaciones. Tales monedas falsas no merecen pasar al tesorolingüístico de un fiel cristiano.La fe consiste en tener por verdadero lo que Dios ha revelado y que por mediode la Iglesia manda creer: es demostración de las cosas que no se ven. Laconfianza, risueña y altiva, sobre el porvenir del propio pueblo, cosa grata atodos, significa algo bien distinto de la fe en sentido religioso. El usar unapor otra, el querer sustituir la una por la otra y pretender con esto serconsiderado "creyente" por un cristiano convencido, es un mero juego depalabras, una confusión de términos a sabiendas, o tal vez algo peor.22. La inmortalidad, en sentido cristiano, es la sobrevivencia del hombredespués de la muerte terrena, como individuo personal, para la eternarecompensa o para el eterno castigo. Quien con la palabra inmortalidad noquiere expresar más que una supervivencia colectiva en la continuidad delpropio pueblo, para un porvenir de indeterminada duración en este mundo,pervierte y falsifica una de las verdades fundamentales de la fe cristiana, yconmueve los cimientos de cualquier concepción religiosa, la cual requiere unordenamiento moral universal. Quien no quiera ser cristiano, debería siquierarenunciar a enriquecer el léxico de su incredulidad con el patrimoniolingüístico cristiano.23. El pecado original es la culpa hereditaria, propia, aunque no personal, decada uno de los hijos de Adán, que en él pecaron; es pérdida de la gracia -y,consiguientemente, de la vida eterna- y propensión al mal, que cada cual ha desofocar y domar por medio de la gracia, de la penitencia, de la lucha y delesfuerzo moral. La pasión y muerte del Hijo de Dios redimió al mundo de lamaldita herencia del pecado y de la muerte. La fe en estas verdades, hechashoy objeto de vil escarnio por parte de los enemigos de Cristo en vuestrapatria, pertenece al inalienable depósito de la religión cristiana.24. La cruz de Cristo, por más que su solo nombre haya llegado a ser paramuchos locura y escándalo, sigue siendo para el cristiano la señal sacrosantade la redención, la bandera de la grandeza y de la fuerza moral. A su sombravivimos, besándola morimos; sobre nuestro sepulcro estará como pregonera denuestra fe, testigo de nuestra esperanza, aspiración hacia la vida eterna.25. La humildad en el espíritu del Evangelio y la impetración del auxiliodivino se compaginan bien con la propia dignidad, con la seguridad de sí mismoy con el heroísmo. La Iglesia de Cristo, que en todos los tiempos, hasta enlos más cercanos a nosotros, cuenta más confesores y heroicos mártires quecualquier otra sociedad moral, no necesita, ciertamente, recibir de algunos"campos" enseñanzas sobre el heroísmo de los sentimientos y de los actos. Ensu necio afán de ridiculizar la humildad cristiana como una degradación de símismo y como una actitud cobarde, la repugnante soberbia de estos innovadoresno consigue más que hacerse ella misma ridícula.26. Gracia, en sentido lato, puede llamarse todo lo que el Creador otorga a lacriatura. Pero la gracia, en el propio sentido cristiano de la palabra,comprende solamente los dones gratuitos sobrenaturales del amor divino, ladignación y la obra por la que Dios eleva al hombre a aquella íntimacomunicación de su vida, que en el Nuevo Testamento se llama filiación deDios. Mirad qué gran amor nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos deDios, y lo seamos en realidad. Rechazar esta elevación sobrenatural a lagracia por una pretendida peculiaridad del carácter alemán, es un error, unaabierta declaración de guerra a una verdad fundamental del Cristianismo.Equiparar la gracia sobrenatural a los dones de la naturaleza equivale aviolentar el lenguaje creado y santificado por la religión. Los pastores yguardianes del pueblo de Dios harán bien en oponerse a este hurto sacrílego ya este empeño por confundir los espíritus.Doctrina y orden moral27. Sobre la fe en Dios, genuina y pura, se funda la moralidad del génerohumano. Todos los intentos de separar la doctrina del orden moral de la basegranítica de la fe, para reconstruirla sobre la arena movediza de normashumanas, conducen, pronto o tarde, a los individuos y a las naciones a ladecadencia moral. El necio que dice en su corazón: No hay Dios, se encamina ala corrupción moral. Y estos necios, que presumen separar la moral de lareligión, constituyen hoy legión. No se percatan, o no quieren percatarse, deque, el desterrar de las escuelas y de la educación la enseñanza confesional,o sea, la noción clara y precisa del cristianismo, impidiéndola contribuir ala formación de la sociedad y de la vida pública, es caminar alempobrecimiento y decadencia moral. Ningún poder coercitivo del Estado, ningúnideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir pormucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la feen Dios y en Jesucristo. Si al que es llamado a las empresas más arduas, alsacrificio de su pequeño yo en bien de la comunidad, se le quita el apoyomoral que le viene de lo eterno y de lo divino, de la fe ennoblecedora yconsoladora en Aquel que premia todo bien y castiga todo mal, el resultadofinal para innumerables hombres no será ya la adhesión al deber, sino más bienla deserción. La observancia concienzuda de los diez mandamientos de la ley deDios y de los preceptos de la Iglesia -estos últimos, en definitiva, no sonsino disposiciones derivadas de las normas del Evangelio-, es para todoindividuo una incomparable escuela de disciplina orgánica, de vigorizaciónmoral y de formación del carácter. Es una escuela que exige mucho, pero no másde lo que podemos. Dios misericordioso, cuando ordena como legislador: "Túdebes", da con su gracia la posibilidad de ejecutar su mandato. El dejar, porconsiguiente, inutilizadas energías morales de tan poderosa eficacia, o elobstruirles a sabiendas el camino en el campo de la instrucción popular, esobra de irresponsables, que tiende a producir una depauperación religiosa enel pueblo. Solidarizar la doctrina moral con opiniones humanas, subjetivas ymudables en el tiempo, en lugar de cimentarla en la santa voluntad de Dioseterno y en sus mandamientos, equivale a abrir de par en par las puertas a lasfuerzas disolventes. Por lo tanto, fomentar el abandono de las normas eternasde una doctrina moral objetiva, para la formación de las conciencias y para elennoblecimiento de la vida en todos sus planos y ordenamientos, es un atentadocriminal contra el porvenir del pueblo, cuyos tristes frutos serán muy amargospara las generaciones futuras.Derecho natural28. Funestísimo rasgo característico de nuestro tiempo es el querer separarcada vez más así la moral como el fundamento mismo del derecho y de lajusticia, de la verdadera fe en Dios y de los mandamientos por El revelados.Fíjase aquí Nuestro pensamiento en lo que se suele llamar derecho natural,impreso por el dedo mismo del Creador en las tablas del corazón humano, y quela sana razón humana no obscurecida por pecados y pasiones es capaz dedescubrir. A la luz de las normas de este derecho natural puede ser valoradotodo derecho positivo, cualquiera que sea el legislador, en su contenido éticoy, consiguientemente, en la legitimidad del mandato y en la obligación queimporta de cumplirlo. Las leyes humanas, que están en oposición insoluble conel derecho natural, adolecen de un vicio original, que no puede subsanarse nicon las opresiones ni con el aparato de fuerza externa. Según este criterio,se ha de juzgar el príncipe: "Derecho es lo que es útil a la nación". Ciertoque a este principio se le puede dar un sentido justo, si se entiende que lomoralmente ilícito no puede ser jamás verdaderamente ventajoso al pueblo.Hasta el antiguo paganismo reconoció que, para ser justa, esta frase debía sertraspuesta y decir: Nada hay que sea ventajoso si no es al mismo tiempomoralmente bueno; y no por ser ventajoso es moralmente bueno, sino que por sermoralmente bueno es también ventajoso. Este principio, descuajado de la leyética, equivaldría, por lo que respecta a la vida internacional, a un eternoestado de guerra entre las naciones; además, en la vida nacional, pasa poralto, al confundir el interés y el derecho, el hecho fundamental de que elhombre como persona tiene derechos recibidos de Dios, que han de serdefendidos contra cualquier atentado de la comunidad que pretendiese negarlos,abolirlos o impedir su ejercicio. Despreciando esta verdad se pierde de vistaque, en último término, el verdadero bien común se determina y se conocemediante la naturaleza del hombre con su armónico equilibrio entre derechopersonal y vínculo social, como también por el fin de la sociedad, determinadopor la misma naturaleza humana. El Creador quiere la sociedad como medio parael pleno desenvolvimiento de las facultades individuales y sociales: y así, deella tiene que valerse el hombre, ora dando, ora recibiendo, para el bienpropio y el de los demás. Hasta aquellos valores más universales y más altosque solamente pueden ser realizados por la sociedad, no por el individuo,tienen, por voluntad del Creador, como fin último el hombre, así como sudesarrollo y perfección natural y sobrenatural. El que se aparte de este ordenconmueve los pilares en que se asienta la sociedad y pone en peligro latranquilidad, la seguridad y la existencia de la misma.29. El creyente tiene un derecho inalienable a profesar su fe y a practicarlaen la forma más conveniente a aquélla. Las leyes que suprimen o dificultan laprofesión y la práctica de esta fe están en oposición con el derecho natural.30. Los padres, conscientes y conocedores de su misión educadora, tienen,antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos, que Dios les hadado, según el espíritu de la verdadera fe y en consecuencia con susprincipios y sus prescripciones. Las leyes y demás disposiciones semejantesque no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar, o lahagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con elderecho natural y son íntima y esencialmente inmorales.31. La Iglesia, que tiene como misión guardar e interpretar el derechonatural, divino en su origen, tiene el deber de declarar que son efecto de laviolencia, y, por lo tanto, sin valor jurídico alguno, las "matrículas"escolares hechas recientemente en una atmósfera de notoria carencia delibertad.A la juventud32. Representantes de Aquel que en el Evangelio dijo a un joven: Si quieresentrar en la vida eterna, guarda los mandamientos, Nos dirigimos una palabraparticularmente paternal a la juventud.Por mil veces se os repite al oído un Evangelio que no ha sido revelado por elPadre celestial, miles de plumas escriben al servicio de una sombra decristianismo, que no es el Cristianismo de Cristo. La prensa y la radio osinundan a diario con producciones de contenido opuesto a la fe y a la Iglesia,y sin consideración y respeto alguno atacan lo que para vosotros debe sersagrado y santo. Sabemos que muchísimos de vosotros, por ser fieles a la fe ya la Iglesia y por pertenecer a asociaciones religiosas, tuteladas por elConcordato, habéis tenido y tenéis que soportar trances duros de desprecio, desospechas, de vituperios, acusados de antipatriotismo, perjudicados en vuestravida profesional y social. Y bien sabemos que se cuentan en vuestras filasmuchos desconocidos soldados de Cristo, que, con el corazón dolorido, pero conla frente erguida, sobrellevan su suerte y buscan alivio solamente en laconsideración de que sufren afrentas por el nombre de Jesús.33. Y hoy, cuando amenazan nuevos peligros y nueva tirantez, Nos decimos aesta juventud: "Si alguno os quisiere anunciar un Evangelio distinto del querecibisteis sobre el regazo de una madre piadosa, de los labios de un padrecreyente, por las instrucciones de un educador fiel a Dios y a su iglesia,aquel tal sea anatema. Si el Estado organiza a la juventud en asociaciónnacional obligatoria para todos, en ese caso, dejando a salvo siempre losderechos de las asociaciones religiosas, los jóvenes tienen el derecho obvio einalienable, y con ellos sus padres, responsables de ellos ante Dios, deexigir que esta asociación esté libre de toda tendencia hostil a la fecristiana y a la Iglesia, tendencia que hasta un pasado muy reciente, y aunhasta el presente, angustia a los padres creyentes con un insoluble conflictode conciencia, por cuanto no pueden dar al Estado lo que se les pide en nombredel Estado, sin quitar a Dios lo que a Dios pertenece.34. Nadie piensa en poner tropiezos a la juventud alemana en el camino quedebiera conducirla a la realización de una verdadera unidad nacional y afomentar un noble amor por la libertad y una inquebrantable devoción a lapatria. A lo que Nos nos oponemos y nos debemos oponer es al antagonismovoluntaria y sistemáticamente suscitado entre las preocupaciones de laeducación nacional y las del deber religioso. Por esto, Nos decimos a estajuventud: "Cantad vuestros himnos de libertad, mas no olvidéis que laverdadera libertad es la libertad de los hijos de Dios. No permitáis que lanobleza de esta insustituible libertad desaparezca en los grilletes servilesdel pecado y de la concupiscencia. No es lícito a quien canta el himno de lafidelidad a la patria terrenal convertirse en tránsfuga y traidor con lainfidelidad a su Dios, a su Iglesia y a su patria eterna. Os hablan mucho degrandeza heroica, contraponiéndola osada y falsamente a la humildad y a lapaciencia evangélica, pero ¿por qué os ocultan que se da también un heroísmoen la lucha moral, y que la conservación de la pureza bautismal representa unaacción heroica, que debería ser apreciada como merece, tanto en el camporeligioso como en el natural? Os hablan de las fragilidades humanas en lahistoria de la Iglesia, pero ¿por qué os ocultan las grandes gestas que laacompañan a lo largo de los siglos, los sntos que ha producido, los beneficiosque la civilización occidental recibió de la unión vital entre la Iglesia yvuestro pueblo? Os hablan mucho de ejercicios deportivos, los cuales, si seusan en una bien entendida medida, dan gallardía física, que es un beneficiopara la juventud. Pero hoy se les señala, con frecuencia, una extensión que notiene en cuenta ni la formación integral y armónica del cuerpo y del espíritu,ni el conveniente cuidado de la vida de familia, ni el mandamiento desantificar el día del Señor. Con una indiferencia rayana en el desprecio, sedespoja al día del Señor de su carácter sagrado y de su recogimiento quecorresponde a la mejor tradición alemana". Esperamos confiados que los jóvenesalemanes católicos reivindicarán explícitamente, en el difícil ambiente de lasorganizaciones obligatorias del Estado, su derecho a santificar cristianamenteel día del Señor; que el cuidado de robustecer el cuerpo no les hará olvidarsu alma inmortal; que no se dejarán vencer por el mal, sino que más bienprocurarán ahogar el mal con el bien"; que seguirán considerando como metaaltísima suya la corona de la victoria en el estadio de la vida eterna.Sacerdotes y religiosos35. Dirigimos una palabra de particular gratitud y de exhortación a lossacerdotes de Alemania, a los cuales, con sumisión a sus Obispos, correspondemostrar a la grey de Cristo los rectos senderos, en tiempos difíciles y encircunstancias duras, con la solicitud diaria, con la paciencia apostólica. Noos canséis, amados Hijos y partícipes de los divinos misterios, de seguir aleterno Sumo Sacerdote Jesucristo en su amor y oficio de buen Samaritano.Caminad de continuo en conducta inmaculada ante Dios, en incesanteautodisciplina y perfeccionamiento, en amor misericordioso para todos los queos han sido confiados, especialmente para con los que peligran, los débiles ylos vacilantes. Sed guías para los fieles, apoyo para los que titubean,maestros para los que dudan, consoladores para los afligidos, bienhechoresdesinteresados y consejeros para todos. Las pruebas y los sufrimientos por queha pasado vuestro pueblo en el periodo de la posguerra, no pasaron sin dejarhuellas en su alma. Os han dejado angustias y amarguras, que sólopaulatinamente podrán curarse y ser superadas por un espíritu de amordesinteresado y operante. Este amor, que es la armadura indispensable alapóstol, especialmente en el mundo presente, agitado y trastornado, Nos lodeseamos y lo imploramos de Dios para vosotros en medida copiosa. El amorapostólico, si no logra haceros olvidar, por lo menos os hará perdonar muchasamarguras inmerecidas que, en vuestro camino de sacerdotes y de pastores dealmas, son hoy más numerosas que nunca. Por lo demás, este amor inteligente ymisericordioso para con los descarriados y para con los mismos que os ultrajanno significa, ni en manera alguna puede significar renuncia a proclamar, ahacer valer y a defender con valentía la verdad, y a aplicarla a la realidadque os rodea. El primero y más obvio don amoroso del sacerdote al mundo esservirle la verdad, la verdad toda entera, desenmascarar y refutar el error,cualquiera que sea su forma o su disfraz. La renuncia a esto sería nosolamente una traición a Dios y a vuestra santa vocación, sino un delito en lotocante al verdadero bienestar de vuestro pueblo y de vuestra patria. A todosaquellos, que han conservado para con sus Obispos la fidelidad prometida en laordenación, a aquellos que, en el cumplimiento de su oficio pastoral, hantenido y tienen que soportar dolores y persecuciones -algunos hasta serencarcelados o mandados a campos de concentración-, a todos éstos llegue laexpresión de la gratitud y el encomio del Padre de la Cristiandad. Y Nuestragratitud paterna se extiende igualmente a los religiosos de ambos sexos, unagratitud unida a una participación íntima por el hecho de que, a consecuenciade medidas contra las Ordenes y Congregaciones religiosas, muchos han sidoarrancados del campo de una actividad bendita y para ellos gratísima. Sialgunos han sucumbido y se han mostrado indignos de su vocación, sus yerros,condenados también por la Iglesia, no disminuyen el mérito de la grandísimamayoría que con desinterés y pobreza voluntaria se han esforzado por servircon plena entrega a su Dios y a su pueblo. El celo, la fidelidad, el esfuerzoen perfeccionarse, la solícita caridad para con el prójimo y la prontitudbienhechora de aquellos religiosos, cuya actividad se desenvuelve en loscuidados pastorales, en los hospitales y en la escuela, son y siguen siendogloriosa aportación al bienestar privado y público: un futuro tiempo mástranquilo les hará justicia más que el turbulento que atravesamos. Nos tenemosconfianza de que los superiores de las comunidades religiosas tomarán pie delas dificultades y pruebas presentes para implorar del Omnipotente nuevalozanía y nueva fertilidad sobre el duro campo de su trabajo, por medio de unredoblado celo, de una vida espiritual profunda, de una santa gravedadconforme a su vocación y de una genuina disciplina regular.Fieles seglares36. Se ofrecen a Nuestra vista en inmenso desfile Nuestros amados hijos ehijas, a quienes los sufrimientos de la Iglesia en Alemania y los suyos nadahan quitado de su entrega a la causa de Dios, nada de su tierno afecto haciael Padre de la Cristiandad, nada de su obediencia a los Obispos y sacerdotes,nada de su alegre prontitud en permanecer en lo sucesivo, pase lo que pase,fieles a lo que han creído y a lo que han recibido como preciosa herencia desus antepasados. Con Corazón conmovido les enviamos Nuestro paternal saludo.37. Y en prime lugar, a los miembros de las asociaciones católicas, que convalentía y a costa de sacrificios, a menudo dolorosos, se han mantenido fielesa Cristo y no han estado jamás dispuestos a ceder en aquellos derechos que unsolemne pacto había auténticamente garantizado a la Iglesia y a ellos. Vatambién un saludo particularmente cordial a los padres católicos. Sus derechosy sus deberes en la educación de los hijos, que Dios les ha dado, están en elpunto agudo de una lucha tal que no se puede imaginar otra mayor. La Iglesiade Cristo no puede comenzar a gemir y a lamentarse solamente cuando sedestruyen los altares y manos sacrílegas incendian los santuarios. Cuando seintenta profanar, con una educación anticristiana, el tabernáculo del alma delniño, santificada por el bautismo, cuando se arranca de este templo vivo deDios la antorcha de la fe y en su lugar se coloca la falsa luz de unsustitutivo de la fe, que no tiene nada que ver con la fe de la cruz, entoncesya está cerca la profanación espiritual del templo, y es deber de todocreyente separar claramente su responsabilidad de la parte contraria y suconciencia de toda pecaminosa colaboración en tan nefasta destrucción. Ycuanto más se esfuercen los enemigos en negar o disimular sus turbiosdesignios, tanto más necesaria es una avisada desconfianza y una vigilanciaprecavida, estimulada por una amarga experiencia. La conservación meramenteformularia de una instrucción religiosa -vigilada e impedida, además, por losno llamados a ello- en el ambiente de una escuela que en otros ramos de lainstrucción trabaja sistemática y rencorosamente contra la misma religión, nopuede nunca ser título justificativo para que un cristiano acepte librementetal clase de escuela, destructora de todo lo religioso. Sabemos, queridospadres católicos, que no es el caso de hablar, con respecto a vosotros, de unsemejante consentimiento, y sabemos que una votación libre y secreta entrevosotros equivaldría a un aplastante plebiscito en favor de la escuelaconfesional. Y por esto no Nos cansaremos tampoco en lo futuro de echar encara francamente a las autoridades responsables la ilegalidad de las medidasviolentas que hasta ahora se han tomado, y el deber que tienen de permitir lalibre manifestación de la voluntad. Entretanto, no os olvidéis de esto: Ningúnpoder terrenal puede eximiros del vínculo de responsabilidad, impuesto porDios, que os une con vuestros hijos. Ninguno de los que hoy oprimen vuestroderecho a la educación y pretenden sustituiros en vuestros deberes deeducadores, podrá responder por vosotros al Juez eterno, cuando le dirija lapregunta: ¿Dónde están los que yo te di? Que cada uno de vosotros puedaresponder: No he perdido ninguno de los que me diste.La voz de un Padre38. Venerables Hermanos: Estamos ciertos de que las palabras que Nos osdirigimos, y por vuestro conducto a los católicos del Reich alemán,encontrarán, en esta hora decisiva, en el corazón y en las acciones deNuestros fieles hijos un eco correspondiente a la solicitud amorosa del Padrecomún. Si hay algo que Nos imploramos del Señor con particular fervor, es queNuestras palabras lleguen también a los oídos y al corazón de aquellos que hanempezado a dejarse prender por las lisonjas y por las amenazas de los enemigosde Cristo y de su santo Evangelio, y que les hagan reflexionar.Hemos pesado cada palabra de esta Encíclica en la balanza de la verdad y, almismo tiempo, del amor. No queríamos ser culpables, con un silencioinoportuno, por no haber aclarado la situación; ni de haber endurecido, con unrigor excesivo, el corazón de aquellos que, estando confiados a Nuestraresponsabilidad pastoral, no Nos son menos amados porque caminen ahora por lasvías del error y porque se hayan alejado de la Iglesia. Aunque muchos deéstos, acostumbrados a los modos del nuevo ambiente, no tienen sino palabrasde ingratitud y hasta de injuria para la casa paterna y para el Padre mismo,aunque olvidan cuán precioso es lo que ellos han despreciado, vendrá el día enque el espanto que sentirán por su alejamiento de Dios y por su indigenciaespiritual pesará sobre estos hijos hoy perdidos, y la añoranza nostálgica losconducirá de nuevo al Dios que alegró su juventud, y a la Iglesia, cuya manomaternal les enseñó el camino hacia el Padre celestial. Acelerar esta hora esel objeto de Nuestras incesantes plegarias.39. Como otras épocas de la Iglesia, también ésta será precursora de nuevosprogresos y de purificación interior, cuando la fortaleza en la profesión dela fe y la prontitud en afrontar los sacrificios por parte de los fieles deCristo sean lo bastante grandes para contraponer a la fuerza material de losopresores de la Iglesia la adhesión incondicional a la fe, la inquebrantableesperanza, afirmada en lo eterno, la fuerza arrolladora de una caridad activa.El sagrado tiempo a la Cuaresma y de Pascua, que invita al recogimiento y a lapenitencia y hace al cristiano volver los ojos más que nunca a la Cruz, asícomo, al mismo tiempo, al esplendor del Resucitado, sea para todos y para cadauno de vosotros una ocasión, que acogeréis con gozo y aprovecharéis con ardor,para llenar toda el alma con el espíritu heroico, paciente y victorioso queirradia de la Cruz de Cristo. Entonces los enemigos de Cristo -estamos segurosde ello- que en vano sueñan con la desaparición de la Iglesia, reconocerán quese han alegrado demasiado pronto y que han querido sepultarla demasiadodeprisa. Entonces vendrá el día en que, en vez de prematuros himnos de triunfode los enemigos de Cristo, se elevará al cielo, de los corazones y de loslabios de los fieles, el Te Deum de la liberación, un Te Deum de acción degracias al Altísimo, un Te Deum de júbilo, porque el pueblo alemán, hasta ensus mismos miembros descarriados, habrá encontrado el camino de la vuelta a lareligión; con una fe purificada por el dolor, doblará nuevamente su rodilla enpresencia del Rey del tiempo y de la eternidad, Jesucristo, y se dispondrá aluchar -contra los que niegan a Dios y destruyen el Occidente cristiano- enarmonía con todos los hombres bien intencionados de las otras naciones, y acumplir la misión que le han asignado los planes del Eterno.40. Aquél, que sondea los corazones y los deseos, Nos es testigo de que Nos notenemos aspiración más íntima que la del restablecimiento de una paz verdaderaentre la Iglesia y el Estado en Alemania. Pero si la paz, sin culpa Nuestra,no viene, la Iglesia de Dios defenderá sus derechos y sus libertades, ennombre del Omnipotente, cuyo brazo aun hoy no se ha abreviado. Llenos deconfianza en El, no cesamos de rogar y de invocar por vosotros, hijos de laIglesia, para que se acorten los días de la tribulación, y para que vosotrosseáis encontrados dignos fieles en el día de la prueba, y para que aun a losmismos perseguidores y opresores les conceda el Padre de toda luz y de todamisericordia la hora del arrepentimiento para sí y para muchos que con elloshan errado y yerran.Con esta plegaria en el corazón y en los labios, Nos impartimos, como prendade la ayuda divina, como apoyo en vuestras decisiones difíciles y llenas deresponsabilidad, como lenitivo en el dolor, a vosotros, Obispos, pastores devuestro pueblo fiel, a los sacerdotes, a los religiosos, a los apóstolesseglares de la Acción Católica y a todos vuestros diocesanos, y en señaladolugar a los enfermos y prisioneros, con amor paternal la Bendición Apostólica.Dado en el Vaticano, en la dominica de Pasión, 14 de marzo de 1937.