domingo, 31 de enero de 2010

Derecho a la adopción

¿La oposición a la adopción por parejas del mismo sexo, es una actitud homofóbica?
Por: Gabriel García Colorado×

Me parece imprescindible iniciar este documento acotando que el derecho a la adopción no es un derecho del adulto, sino un derecho del menor, con lo cual se puede comprender que el bien a tutelar por el Estado no es del solicitante al niño, sino de quien se le reconoce el interés superior; es decir el niño o niña. Bajo este precepto de carácter universal y que obviamente no tiene que ver con ideologías, ni religiones, ni intereses, sino con la total obligatoriedad de todo Estado democrático, incluyente y laico de dar certeza jurídica a los grupos más vulnerables, en este caso el niño huérfano, abandonado o en cualquier otra situación, con lo cual se puede comprender que cualquier requisito por grande que sea, para que la adopción reúna las mejores condiciones y probabilidades de éxito, es el mínimo esfuerzo que obligadamente tiene todo país para con menores de edad en clara desventaja.
Es por todo lo anterior, la oposición de diversos grupos de especialistas e investigadores, sin tintes políticos, ni partidistas, que no estamos de acuerdo a que sin evidencias científicas y experiencias sociales, se den en adopción a parejas del mismo sexo a niños mexicanos. Aclaro que no es de ninguna manera homofobia, sino la responsable aceptación de la preeminencia de los derechos del menor sobre los derechos al menor.
En el caso de la Asamblea del Distrito Federal sin ningún estudio, ni debate, ni investigación, ni experiencia y con absoluta falta de responsabilidad y sentido ético han votado los asambleístas al servicio de Ebrard, dejando en total estado de indefensión a los niños más vulnerables de la Ciudad de México.
Hoy, los voceros del jefe de gobierno, nos atacan a miles de ciudadanos que estamos en desacuerdo con esta ley, ellos nos acusan de retrogradas, de intolerantes, de oscurantistas cuando en realidad de forma cínica y con plena desvergüenza han modificado el derecho de familia, el derecho civil y han conculcado los derechos de los niños, en busca de consolidar un proyecto electorero y un rompimiento con los valores del mundo occidental cristiano.
Aceptamos que es preciso actualizar el derecho de familia, el derecho civil, pero sin olvidar la protección de los niños, por lo que en efecto sabemos que se deben reivindicar los derechos de las minorías sexuales, como los de cualquier otro grupo sujeto a discriminación. Pero puntualizando en este tema que no se trata de una reivindicación de los adultos, sobre todo si es en detrimento de las niñas y los niños huérfanos y considerando que no corresponde a los legisladores provocar que algunos hijos tengan padres del mismo sexo.
Los esbirros de Ebrard, argumentan que las sociedades más avanzadas e industrializadas han permitido las uniones de homosexuales, lo cual es cierto parcialmente, pero intencionalmente dejan de decir que en Suecia, Dinamarca, Francia, Alemania, Noruega y Holanda, primeros países que dieron paso a las decisiones de adultos de vivir en base a sus preferencias, se han reservado únicamente para parejas heterosexuales la adopción de menores.
En la revisión de las legislaciones antes señaladas, donde se coincide en todo el àmbito académico que la Ley Holandesa es la mejor y la más avanzada del mundo, no existe matrimonio entre homosexuales, lo que hay son plenos derechos en las sociedades de convivencia o pacto y en este sentido incluye la seguridad social, las pensiones, etc, pero nunca se permite la adopción de menores de edad.
Si los diputados del DF creyeran en la democracia y en sus argumentos de no discriminación, antes de emitir cualquier Ley, la asamblea legislativa debió tener audiencias, foros y reuniones con expertos y partes interesadas, en este caso en derecho familiar, adopción, psicología, psiquiatría y bioética, especialmente cuando el derecho comparado nos muestra en todo el mundo la tendencia a la adopción por parejas que reúnan las mejores condiciones para asegurar el desarrollo psicològico, social y biológico del niño y dotarle de una familia armónica y estable y las mejores condiciones posibles, al respecto vale la pena mencionar que esta Asociación envió oportunamente a la Dip. Barrales una misiva en donde le pedíamos en bien de la comunidad, abrir un debate serio con expertos en el tema, a lo cual ni siquiera tuvo la cortesía de contestarnos.[1]
Nosotros propusimos en la carta señalada que si lo que pretendían era dar certidumbre jurídica a aquellos que viven juntos en cualquier sentido o bien se proponía dar nuevos derechos a los firmantes de un contrato de convivencia que regula la vida en común entre parejas del mismo o distinto sexo. Se pudo haber hecho un contrato social coherente y hacer similar el régimen de los firmantes al de las parejas casadas, en materia de bienes, derechos sociales, derecho de sucesión, pero también en deberes de ayuda mutua. Incluso que se reconozca la pensión de viudez.
La Carta de los Derechos del Niño es precisa en los derechos de éste, que incluye y destaca por su importancia el de ser miembro de una familia. Además sabemos que no es posible educar la sexualidad de un niño o de una niña, sin una idea clara del significado o lenguaje sexual de su cuerpo, Los niños en posesiòn de matrimonios del mismo sexo y viviendo esa realidad aprenderían que las diferencias sexuales son en el mejor de los casos, un simple tipo de personalidad. y no podrían apreciar la dualidad de sexos que caracteriza nuestra existencia y que es la condición de la procreación y por tanto, de la perpetuación de la humanidad, además que los vínculos de parentalidad se dan necesariamente con la presencia de un padre y una madre de diferente sexo.
Es preciso además acotar que en la historia se reconoce al matrimonio y a la familia, sin que les haya sido impuesto a las diferentes culturas este principio por ninguna institución religiosa o por una norma legal de la que hubiera que liberarse o hacer objeción de ella. El matrimonio es el fundamento de la familia al alterarlo se amenaza la estructura misma de la sociedad. La cuestión no radica en los derechos de los homosexuales, sino en convertir el matrimonio para que sea algo que nunca ha sido.



× Presidente de la Asociación de Bioética y Derechos Humanos Netemachilizpan, A.C.
[1] La carta se puede ver en la página www.bioeticamexico.org en el espacio de artículos

1 comentario:

Unknown dijo...

Buen día Dr. García, me parece muy atinada y documentada su opinion, sin embargo me parece que una de las motivaciones al oponerse a los matrimonios homsexuales es por que desaparece en dichos matrimonios la figura del hombre heterosexual.
saludos, Genovevita